DE Lesbos a Botswana, decidiste
(o quizá fue un determinismo),
performativa y dominante, tras crecer
tu melena de macho joven, nuevo en la sabana
montar a otras hembras, rugirle a la oscuridad,
marcar el pasto con orines de testosterona.
El ojo humano que todo lo manipula ya está tras de ti:
una Safo de Lesbos 2.0
vista como una anormalidad
en lugar de como la certeza
de que la naturaleza también rompe las reglas,
como parte de las reglas de la naturaleza.
Quien sabe si es la identidad un simple rol
arbitrario, inexacto, ajustado al ojo tramposo
y dominante
de un humano que todo lo manipula
y acorrala en dos rediles: él y ella.
(A SaF05, de Álvaro Hernando)
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