y atrapar mi piel entre mis manos.
A veces te cuento como soy,
tan yo, tan tuquevés, por un rato
y maúllo y gruño y desvarío,
y te miro, en silencio, ¿y sabes qué?
te veo igual que mira un gato.
Sé cantar el abecedario del revés
y respirar de memoria, hasta sentado.
Soy tan fuerte que soporto mis defectos,
sudando más cuando estoy más que cansado.
Contengo la respiración como un delfín,
sobre todo cuando estoy muy asustado.
Soy tan sensible al amor que lo percibo,
cuando otros lo asustan con mirarlo.
A mí me busca, me halaga, me acaricia
y yo lo encuentro sin buscarlo.
Dejo que me ronde y no lo toco
no vaya a ser que huya por rozarlo.
Soy capaz de callar mientras tu cantas,
o silbas, o gritas, o te alteras. Yo, impasible.
A la espera. Te ignoro, te desveo y te desoigo.
Hasta que sea, cuando llegue, mi momento.
¿Tú qué ves en mí cuando me miras?
Yo veo todo colores y algún número,
puzzles, rompecabezas, acertijos,
desafíos, bromas, enigmas, pasatiempos.
Veo lo normal y lo absurdo de tu esfuerzo,
por hacerme ser como otros más, sin darte cuenta
¿no me ves? soy yo tan bello y especial,
que soy, simplemente, tan raro por normal.
(A Xander James, autista y maravilloso pianista. Por Álvaro Hernando, 2014)
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