Cuatro primaveras de más,
sonrisa cálida y olor de sangre
de la mano me llevan,
susurrándome cantos de mirlo y gritos de agua,
silencio entre lavandas.
De la mano me lleva.
Me traiciona este invierno,
una vez, y otra, desesperado.
Tres primaveras de más,
con llanto de bebé, dolor de parto,
del cuello cuelgan en pétalos, recuerdos,
de niño, sarmiento y ascuas,
juego, vestido de launas.
De la mano me lleva.
Sí. Hasta el invierno teme.
Duda, retrocede.
Dos primaveras de más,
piensa que soñaré arena y orín,
y se equivoca.
Bebo colores y duendes, como motivos de amarte.
Piensa este invierno crudo que a mí podrá enterrarme
en mis miedos y soledades.
De la mano me lleva.
Luna roja y noche blanca,
hoy tiempo de necedades.
Una primavera de más,
llamando a tu puerta, invierno.
Muere de envidia esa imagen
congelada entre los hielos, no poder tocar mis labios,
no beber sorda entre ecos, las aguas sedientas y libres...
del verano de los tiempos.
De la mano me lleva.
Leo en mis ojos, reflejo helado,
por viento blanco inesperado.
Escúchame y grita al viento:
“¡Música para tus miedos, esperanza en tus recuerdos!”
Por mucho invierno de más,
más primavera yo tengo.
para quien busca entre alientos de calor
helar colores en grises y blancos.)
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